¿Por qué no apreciamos nuestro patrimonio cultural arqueológico? El caso de Canto Chico, una comunidad de San Juan de Lurigancho en Lima, Perú
DOI:
https://doi.org/10.33017/RevECIPeru2016.0014/Palabras clave:
patrimonio cultural, Canto chico, San Juan de LuriganchoResumen
A los peruanos siempre se nos dice “queramos lo nuestro”, lo dicen los spots publicitarios de Prom Peru, lo mencionan siempre en los colegios en los diferentes niveles de instrucción escolar, se nos dice que Machu Picchu, Kuelap entre otros lugares, nos hacen especiales y por eso – como el resto de sitios arqueológicos- deben merecer nuestro respeto y cuidado pero parece que este llamado no tiene mayor repercusión, pues, a pesar de todo de este discurso, los peruanos seguimos maltratando el patrimonio cultural arqueológico. Así tenemos una diversidad de sitios arqueológicos diseminados a lo largo y ancho de nuestro país que están abandonados a pesar de encontrarse dentro de localidades plenamente habitadas. Y más bien estas comunidades, lejos de convertirse en sus defensoras, se convirtieron en depredadoras del Patrimonio.
Para ejemplificar esta problemática, se eligió una localidad que es un buen ejemplo de esto. Canto Chico es una comunidad que se encuentra en el distrito de San Juan de Lurigancho, uno de los distritos más grandes de la ciudad de Lima. Esta comunidad creada en 1966, tiene una de los más emblemáticos sitios arqueológicos del distrito: La Huaca “Canto Chico” que data de la época inca (siglo XV d.C). Esta huaca, en un principio, era mucho más grande de lo que es ahora, el pueblo se asentó sobre ésta y así, con el pasar del tiempo desapareció gran parte de su infraestructura, (por ejemplo la comisaría y la iglesia de la comunidad se asientan sobre lo que fue la huaca) quedando, en la actualidad solamente una sección.
El Estado peruano – a través del Instituto Nacional de Cultura (ahora Ministerio de Cultura) trató de socializar el patrimonio arqueológico entre los vecinos de la comunidad con resultados infructuosos. Así la huaca ha estado en peligro desaparecer completamente en diversas ocasiones en manos de los propios vecinos. El artículo busca explicar por qué a pesar del proceso de socialización del patrimonio este no ha funcionado y el patrimonio arqueológico de esta localidad sigue siendo considerada un estorbo por sus miembros.